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El suelo es un recurso natural no renovable, cuyo proceso de formación toma cientos de años para regenerarse. Constituido en su mayoría por residuos de roca provenientes de procesos de erosión y otras alteraciones físicas y químicas, así como materia orgánica de actividades biológicas que se desarrollan en la superficie. Este se encuentra en todos los ecosistemas, cumpliendo funciones en los servicios ambientales que sostienen la diversidad, incluida la vida humana.
La parte fundamental en el equilibrio de los ecosistemas, es la filtración y amortiguamiento al retener sustancias, proteger las aguas subterráneas y superficiales de agentes biológicos y nocivos que transforman los compuestos orgánicos, modificando la estructura de la mineralización en el suelo.
Sabiendo que un suelo sano nos brinda la base para las actividades humanas, y que además contribuye a la mitigación del cambio climático, puesto que tiene una gran capacidad para fijar el carbono y de esta manera evitar la producción de gases de efecto invernadero, la intervención humana ha alterado los ciclos biogeoquímicos de los suelos. Referente con los datos de la CONAFOR en el año 2014, algunas de las causas de degradación en suelos en el país involucran actividades de diversas índoles: 35% se asocia a las actividades agrícolas y pecuarias (17.5 % cada una de ellas), 7.4% a la pérdida de la cobertura vegetal, mientras que el resto se divide entre urbanización, sobreexplotación de la vegetación y actividades industriales.
Es importante señalar, que los suelos pueden contribuir a garantizar la seguridad de las personas, siempre y cuando se haga un uso sustentable del ellos para estas actividades. Aunque lo dicho pareciera ser fácil de cumplir, la realidad es que es insostenible la explotación del suelo por los intereses sociales, económicos y ambientales o lo son siempre y cuando, se tomen medidas en el corto plazo, puesto que la acumulación de daños a los recursos naturales y el medioambiente podrían llegar a un nivel tal que sea imposible su recuperación.
México se encuentra en un nuevo paradigma, que no es ajeno a otros países en desarrollo, que buscan conciliar la política ambiental y el uso de suelo con las metas de crecimiento económico. O está enfocado a lograr la neutralidad paulatina de la degradación del suelo al 2030, comprometiendo con ello cada vez más la calidad de vida de las futuras generaciones o asumir las consecuencias por la sobreexplotación evidente de los recursos del suelo.
Es por ello que en SIIG Ingeniería y Consultoría realizamos Manifiestos de Impacto Ambiental (MIA), Informe Preventivo de Impacto Ambiental (IPIA), Proyectos de Cambio de Uso de Suelo y Mecánica de Suelos a lo que contamos con extensa experiencia en estos temas, contáctanos y nosotros te brindamos la mejor asesoría que existe para tus proyectos de planeación.
Autor: Naomi Yaralet Aramburu Méndez
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